“La nueva sinceridad”

Debido a mi gran pasión por el tenis, una gran amiga tuvo el detalle de regalarme el libro de David Foster Wallace titulado El tenis como experiencia religiosa, en el que desarrolla dos temas: el Open de EE.UU. como fenómeno social y un análisis sobre la figura de Federer. Desconocía a este autor pero su maravillosa escritura, que muestra una técnica narrativa elevadísima, sumada a su extrema capacidad de análisis del entorno me llevó a investigar sobre él.
Destaca en las razones filosóficas que le llevaron a escribir, un concepto que denomina “la nueva sinceridad”, indicando la importancia de valorar a qué diriges tu atención como elección moral. Y estableciendo que al decidir a qué prestas atención y cómo interpretas lo cotidiano determina quién eres. La libertad no es hacer lo que quiero sino elegir el marco que no te lleva al piloto automático. Y como usuario del lenguaje o de la escritura, aboga a que no te importe desarrollar los temas con seriedad aunque suenen ingenuos, no temer exponerse al ridículo en vez de refugiarse en la ironía o en el sarcasmo. El lenguaje debe ser un puente entre personas y no sólo un juego ingenioso.
Si uno lee los comentarios de las noticias deportivas es decepcionante ver lo que se escribeHan pasado ya más de 25 años desde su análisis y ahora vivimos una época muy alejada de este pensamiento. “La nueva sinceridad” anticipó el problema de las redes sociales y de esta cultura donde predomina el sarcasmo y el cinismo. Criticamos las redes sociales por provocar este comportamiento cuando resulta que no es más que el vehículo que muestra lo que realmente somos. Seres que entendemos que a través del sarcasmo y de la burla, ya sea con frases originales o memes, nos mostramos originales e inteligentes.
Roger Federer, en Wimbledon en el 2019
Jon BuckleEs increíble como los conceptos ideológicos de todo tipo han construido nuestra identidad. Cuando nuestra identidad bajo unos códigos éticos correctos debería construir nuestra ideología y por lo tanto estamos presos de ella. Si no se cumplen nuestros deseos, menospreciamos y restamos valor a todo lo sucedido. Les pongo un ejemplo basándome en el deporte, pero sucede en todos los ámbitos de la vida. Si uno va a los comentarios de noticias deportivas, es alucinante por no decir decepcionante ver qué se escribe allí. Después de unos grandes partidos de tenis como los que disputaron Alcaraz, Sinner o Djokovic, al leer los comentarios, ves como todos aquellos a los que no les ha gustado una actitud de uno de ellos o bien ha ganado a su jugador favorito, construyen una narrativa de burla y sarcasmo totalmente desmadrado. En vez de realizar un análisis serio y certero, narran algo realmente pobre e injusto. Porque la persona deprimida por los hechos insatisfechos queda atrapada en su incapacidad de comunicarse sinceramente. Su falta de vulnerabilidad le conduce al dolor y responde agresivamente.
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